"ELA no busca la montaña. No es, de por sí, una enamorada de la naturaleza. El rostro de ELA no suele ser un libro abierto, pero por debajo se mueven mares. La columna de ELA se aquieta. Cuando la ola te tapa, mejor esperar que pase, a que dar manotazos torpes. La mente de ELA se aquieta.”