En el siglo XVI, todas las artes florecían en Japón, como también las guerras y las intrigas por el poder entre los distintos señores feudales. Rikyu, un sereno y prudente maestro del té, tratará de templar la mayor ambición de su poderoso señor: crear un gran imperio japonés en el Pacífico, unificando Japón e invadiendo China. El uso de las invitaciones oficiales para las ceremonias del té le servirán a Rikyu para llevar a cabo sus delicadas negociaciones diplomáticas.